Este día marcó el comienzo de un período de guerra que condicionaría fuertemente los próximos 28 años de nuestras vidas. Aprovechando la Pascua de Resurrección, hagamos una reflexión por todos aquellos que dejaron su vida en esta contienda, por aquellos que volvieron y no tuvieron el reconocimiento del momento y aún hoy padecen la marginación.
Reflexionemos sobre este período de nuestra historia que en oportunidad de nuestro Bicentenario ayudará a ver a 28 años de distancia los hechos desde otra óptica. Que las reivindicaciones de las causas nacionales se hagan a partir de un debate profundo, serio, maduro, desinteresado de partidismos y de ideologías, pero con la convicción ideológica de la justicia de lo que se busca y pretende.
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